Blog de los alumnos de 2ºD (primaria) de la Facultad de Ciencias de la Educación (Córdoba)

El trabajar, practicar y repasar, son los ideales que sustentan el modelo educativo actual, el cual se apoya en los deberes como un  pilar del aprendizaje. Sin embargo, hoy en día es más que cuestionable no el concepto en sí de proponer deberes para casa, sino la cantidad y la forma de estos. El tiempo de trabajo de los alumnos comprende una extensa franja horaria, ocupada por la mañana con clases en el colegio y por la tarde con deberes en casa. Esta situación cada vez se agrava más, ampliando su capacidad al añadir poco a poco más horas y más deberes. Es necesario pararse a reflexionar sobre las consecuencias tanto positivas cómo negativas que los deberes suponen. Este sistema de trabajo genera inconformidad por parte de muchos padres, alumnos e incluso profesores que optan por aplicar otros métodos más acordes a sus perspectivas. Por parte de las familias se denuncia que los deberes crean tensiones entre padres e hijos, que no pueden ayudarlos con muchos de sus ejercicios y por contra, que al ayudarlos, por no tener al profesor para solucionarles las dudas, los niños se vuelven más dependientes si cabe de sus padres. Los alumnos también muestran su inconformidad al verse reflejada en los resultados de sus notas y en la desmotivación hacia el estudio. Este hecho demuestra cómo el planteamiento actual de los deberes es en parte ineficaz, dado que muchos niños siguen teniendo dificultades y falta de interés por la escuela. En la enseñanza hay que innovar y probar nuevos métodos de aprendizaje sobre todo si se observa que el que se está utilizando no genera los resultados deseados. Así, plantearse la validez y eficacia de un modelo que en general crea insatisfacción es totalmente necesario e imprescindible.

Vivimos en la sociedad del estrés que afecta ya no solo a los adultos, sino que también lo empiezan a padecer los niños. En dicha sociedad el modelo económico de producción y consumista nos envuelve en una dinámica donde  los deberes entran a formar parte: mandar, hacer-producir y entregar. Esto es un círculo vicioso que sumerge en lo más hondo a las personas en el hacer por hacer sistemático y el consumir por consumir. Desde las escuelas se fomenta dicho proceso con la imposición de tareas fuera del horario escolar que los alumnos realizan sin reflexión alguna y sin motivación, los hacen porque sino suspenden y no por que los encuentren necesarios ni atractivos. Por supuesto, la situación a la que los niños se ven expuestos genera muchas consecuencias negativas como desigualdades entre los alumnos que reciben ayuda en casa y los que no, la falta de tiempo para cultivar otras facetas personales y académicas, la desmotivación e incluso el fracaso escolar como consecuencia final. Se fomenta que los niños crezcan en la cultura del estrés formando parte de esta, creamos a máquinas de producción configuradas para trabajar sin rechistar, sin cuestionarse su posición y sin reflexionar o capacidad crítica alguna. Los deberes no responden a las necesidades educativas de los niños, les quita más de lo que les aporta, se quiere que abarquen tanto, que más se vuelve a veces menos. Cabe recordar que en el equilibrio esta la perfección y que más vale poco pero bien aprendido, pues forzar las situaciones no es ni será beneficioso sobre todo si se trata de educación. Hay que tener en cuenta que los niños no solo viven para estudiar, porque la vida es mucho más que todo ello, también comprende la familia, los amigos, el juego y por supuesto el disfrutar de la escuela.  No vivimos para trabajar sino que trabajamos para vivir, y esto no significa que se olviden las responsabilidades, todo lo contrario, en la justa medida las cosas tienen mejor cabida y son más susceptibles a una coordinación y planificación realista, justa, eficaz y completa.

La escuela posee unas de las responsabilidades más complejas y maravillosas que existen: educar a una sociedad. Para ello, el método que esta emplee se verá reflejado en las personas que pasen por sus manos. La educación debe de dar respuesta no a métodos arcaicos de enseñanza basados en cuestionables pilares económicos, políticos y sociales, sino que su deber es cambiar y educar a la sociedad para que esta crezca en el seno de unos valores justos y de una concepción de la vida que abogue por la propia vida, por el carácter humano de las personas. En este sentido, proponer deberes adecuados al desarrollo de los niños es lo ideal. Además,  el tipo de tareas pueden ser variadas y diversas desarrollando nuevas actividades como ir a un parque y observar los árboles, utilizar Internet, leer libros, visitar bibliotecas o museos entre una infinidad de posibilidades.

El objetivo no es aprenderse unos contenidos de memoria repitiendo y repitiendo, sino alcanzar unas competencias, pues los contenidos son herramientas y no la finalidad, sin embargo esto no entraña impartir más teoría y hacer más ejercicios. Es una responsabilidad común el replantearse los métodos educativos empleados para que los deberes dejen de ser una herramienta reiterativa y obsoleta, y se conviertan en actividades motivadoras, reflexivas, innovadoras, completas, equilibradas, coordinadas y por supuesto eficaces.

Comentarios en: "El DEBER, LO DEBIDO Y LOS DEBERES" (1)

  1. Está muy bien, pero…hay un pequeño error mecanográfico…¿podrás descubrirlo?

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